vivir el presente

La importancia de vivir en el presente

Cuando disminuimos la velocidad en nuestra vida, tendemos a sentirnos culpables por hacerlo, como si hubiera algún tipo de regla que nos dice que debemos estar ocupados en cada momento para ser productivos y aprovechar al máximo cada minuto. Este continuo estado de alerta, nos agota y mantenerlo por tiempo prolongado puede ocasionarnos daños a nuestra salud física y emocional. Los momentos de estrés, depresión, ansiedad o insomnio son sólo algunos de los que mediante estudios se ha demostrado que guardan una estrecha relación con nuestra vida afanada y poco consciente. 

Nuestras emociones y pensamientos influyen directamente sobre el estado de nuestro cuerpo y aunque a menudo solemos pensar que para tratar una enfermedad de manera adecuada se requieren medicamentos, muchos tratamientos arrojan excelentes resultados cuando se considera nuestra salud mental y emocional. No tenemos que esperar un estado crítico para adoptar buenos hábitos y cuidar nuestra mente. Existe una disciplina muy conocida hoy en día que se llama mindfulness o atención plena. En términos generales, es una forma de meditación que busca que seamos intensamente conscientes de lo que estamos sintiendo en el momento, sin interpretación ni juicio y su meta final es ayudar a relajar el cuerpo y la mente. 

Este método requiere de guía, tiempo y práctica, pero si como yo, no tienes demasiado tiempo para incluir otra actividad a tu día. Te propongo que iniciemos con algunos cambios fáciles de hacer, incluir y mantener. 

Lo primero que te propongo es que practiquemos la gratitud. Tal vez parece algo tonto, pero cuando pensamos en las cosas que tenemos y por las cuales agradecer en el momento, nuestro cerebro empieza a buscar cosas positivas  y nuestro estado de ánimo cambia.  

Experimenta a través de tus sentidos: involucra tu vista, oído, olfato, gusto y tacto en algo que haces, por ejemplo en una comida, disfruta cada aspecto y no hagamos el acto de comer por comer. 
Concéntrate en tu respiración: si tienes un pensamiento negativo o un momento de tensión, no permitas que a tu cuerpo le falte la oxigenación necesaria a causa de tu exaltación. Por un minuto cierra los ojos y analiza como el aire entra y sale de tu cuerpo, respira lento y profundo o de forma fluida, no interesa, pero siente cada inhalación y exhalación. 

Por último te invito a que cuando estés fuera; en la calle, en el supermercado o en el campo si tienes la fortuna de ir seguido, observes tu entorno, mira el tráfico, la gente que pasa, las nubes en el cielo,  la brisa sobre los árboles, en fin concéntrate en lo que sucede a tu alrededor y desconecta tu cerebro por unos segundos de toda la información, problemas y preocupaciones que le enviamos a diario. 

Hacer una pausa, evaluar nuestras prioridades, vivir de forma lenta y consciente nos ayuda a desviar nuestra atención de pensamientos negativos  e interactuar con el mundo que nos rodea para disfrutarlo justo ahora. No busquemos sólo el alcanzar la meta que tengamos, busquemos disfrutar el inicio, el proceso y la llegada porque durante todos esos momentos también existimos.  

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